Ventanas tapadas, ausencia de planes de emergencia y ruido constante motivaron la suspensión temporal del local en Galerías
La noche en el barrio Galerías, en Bogotá, volvió a ser tema de debate luego de que un operativo de control terminara con la suspensión de un bar que funcionaba bajo la fachada de supuesto sindicato. Las autoridades distritales llegaron hasta el establecimiento tras recibir múltiples quejas de residentes de la localidad de Teusaquillo, quienes reportaban música a alto volumen y actividad nocturna constante en una zona de uso principalmente residencial. El procedimiento incluyó inspecciones administrativas y de seguridad humana.
Desde el inicio de la visita, la administradora del local sostuvo que se trataba de una organización sindical y que su operación respondía a actividades internas. No obstante, al solicitarse los documentos que sustentaran esa condición, no se aportaron certificados, actas de constitución ni registros de afiliados. Para los funcionarios, la ausencia de soportes formales evidenció una inconsistencia entre el discurso de los responsables del negocio y la realidad que se observaba al interior del inmueble.
Los asistentes presentes en el bar manifestaron que acudían allí para consumir bebidas alcohólicas y escuchar música, como en cualquier otro establecimiento de rumba. En el lugar se encontró una carta de licores con precios visibles y una dinámica comercial propia de la noche en Bogotá. Ninguno de los entrevistados indicó pertenecer a un sindicato ni participar en actividades de ese tipo, lo que terminó de desvirtuar la fachada sindical que se alegaba frente a las autoridades.
En paralelo, los equipos de Bomberos de Bogotá y de la Secretaría de Seguridad verificaron las condiciones de la infraestructura. Un informe técnico previo ya había advertido que el establecimiento no contaba con iluminación de emergencia, detectores de humo ni rutas de evacuación definidas. Estas fallas, sumadas al alto flujo de personas y al consumo de licor, configuran un riesgo elevado en caso de incendio, con consecuencias potencialmente graves para los ocupantes y para los predios vecinos.
El ambiente interno del bar también generó preocupación. Las ventanas estaban cubiertas con elementos que impedían la entrada de luz y la adecuada ventilación, una práctica que, de acuerdo con los expertos, aumenta la sensación de encierro y agrava las condiciones en una eventual emergencia. Allí, la mezcla de ruido, poca ventilación y personas en espacios reducidos se contraponía a los estándares de seguridad exigidos por la normatividad vigente en Bogotá para establecimientos abiertos al público.
Con base en estas verificaciones, la Policía Metropolitana aplicó la medida de suspensión por diez días, de acuerdo con lo establecido en el artículo 92 de la Ley 1801 de 2016, que permite sancionar actividades económicas sin requisitos de funcionamiento. El mayor Sergio Moreno, comandante de la Estación de Teusaquillo, señaló que en este sector de la ciudad se han priorizado operativos nocturnos debido al número de quejas ciudadanas por ruido y funcionamiento irregular de algunos bares.
La Alcaldía de Bogotá, a través de la Secretaría de Gobierno y la Secretaría de Seguridad, anunció que reforzará los recorridos en el barrio Galerías y en otros puntos de rumba de la capital. El propósito es identificar establecimientos que incumplan las normas, verificar licencias y revisar las medidas de seguridad para proteger a los asistentes y al entorno residencial. En paralelo, las autoridades insistieron en la importancia de que los vecinos sigan reportando situaciones anómalas para activar los controles y preservar la convivencia en los barrios de Bogotá.
El cierre temporal del bar con fachada sindical en Galerías se suma a las acciones con las que Bogotá busca ordenar la actividad nocturna y proteger la seguridad en Teusaquillo. Con este tipo de operativos, la administración distrital quiere dejar claro que ningún establecimiento está por encima de las normas de funcionamiento, insonorización y seguridad humana. Para los residentes del sector, la medida representa un paso más hacia una rumba responsable, en la que bares y vecinos convivan sin que el ruido y la informalidad afecten la calidad de vida en la capital.
