Repartir lo que era de cada uno: así funciona la división legal de bienes individuales en una pareja
Cuando una pareja decide poner fin a su relación, uno de los pasos más delicados es definir qué ocurre con los bienes adquiridos antes de la unión. Legalmente, estos se consideran propiedad individual, por lo que no entran en la sociedad conyugal o patrimonial. El proceso consiste en demostrar la titularidad de cada bien mediante documentos como escrituras, facturas o registros oficiales, lo que permite separar lo que pertenece a cada persona sin afectar el reparto de bienes compartidos.
Para realizar esta división de forma correcta, la ley exige un inventario claro y un acuerdo entre ambas partes, o en su defecto, la intervención de un juez. En este proceso se determina qué bienes son previos a la convivencia y cuáles fueron adquiridos juntos, evitando confusiones o reclamaciones futuras. La transparencia es clave: cada elemento debe estar respaldado con pruebas que demuestren su origen individual, desde vehículos y propiedades hasta ahorros o inversiones.
Finalmente, la asesoría legal se convierte en una herramienta indispensable para garantizar que el proceso sea justo y respetuoso. Un abogado facilita la negociación, protege los derechos de ambas partes y asegura que cada quien conserve lo que legalmente le corresponde. De esta forma, la separación patrimonial se convierte en un trámite más ordenado, menos conflictivo y que permite cerrar ciclos sin disputas innecesarias
