Dilema electoral revela fracturas en oposición colombiana
La propuesta de Abelardo de la Espriella de realizar una encuesta entre precandidatos presidenciales no es simplemente una cuestión técnica sobre mecanismos de selección. Representa un punto de inflexión que revela las profundas tensiones estratégicas, los cálculos electorales divergentes y las disputas de liderazgo que atraviesan la oposición colombiana de cara a 2026.
Las reacciones diferenciadas de los distintos sectores políticos evidencian que el debate trasciende la elección entre encuesta o consulta. En el fondo, se discuten concepciones sobre legitimidad democrática, eficiencia en la construcción de coaliciones, temores ante determinados candidatos y la capacidad real de materializar una unidad que hasta ahora ha sido más retórica que efectiva.
El análisis de las posiciones revela que cada actor político está realizando cálculos basados en sus propias fortalezas, debilidades y perspectivas electorales. La aparente búsqueda de unidad esconde negociaciones más complejas sobre quién lidera, quién sacrifica aspiraciones y cómo se distribuye el poder dentro de una eventual coalición.
La propuesta de De la Espriella debe entenderse en su contexto estratégico. El abogado, inicialmente visto con recelo por sectores tradicionales de la derecha, busca posicionarse como articulador de la unidad opositora. Al proponer una encuesta antes del 10 de diciembre, establece un cronograma que presiona a los partidos tradicionales a tomar decisiones rápidas, limitando sus márgenes de maniobra interna. Esta aceleración del proceso favorece a precandidatos con menor estructura partidaria pero mayor visibilidad mediática.
Los criterios de exclusión propuestos por De la Espriella revelan una estrategia de demarcación ideológica clara. Al excluir a quienes pertenecieron al círculo de Petro o apoyaron su llegada a la presidencia, se construye una frontera política nítida que busca consolidar una identidad opositora coherente. Sin embargo, esta definición también limita la amplitud de la coalición y podría excluir a sectores moderados que en algún momento mantuvieron relaciones con el actual gobierno.
La respuesta favorable de Álvaro Uribe es particularmente significativa. El expresidente ha mantenido históricamente un control considerable sobre las dinámicas de la derecha colombiana, y su respaldo a una propuesta de alguien externo al establishment tradicional sugiere dos posibles interpretaciones. Por un lado, podría reflejar una genuina preocupación por la fragmentación opositora y la necesidad de mecanismos ágiles de unificación. Por otro, podría indicar cálculos estratégicos sobre qué candidato emergería fortalecido de una encuesta versus una consulta popular.
Las reacciones dentro del Centro Democrático revelan la complejidad de las dinámicas internas del partido. Mientras Uribe, Cabal y Miguel Uribe Londoño muestran apertura hacia la encuesta, Paloma Valencia insiste en la necesidad de que el partido defina primero su candidato propio. Esta tensión refleja el dilema fundamental: ceder protagonismo en aras de la unidad o mantener la identidad partidaria sacrificando eficiencia en la construcción de coaliciones. La reciente postergación de la decisión sobre el candidato del Centro Democrático evidencia que estas tensiones están lejos de resolverse.
La posición de Cambio Radical, especialmente a través de Carlos Abraham Jiménez, merece análisis particular. La defensa férrea de la consulta popular y la sugerencia de que la propuesta de encuesta responde al temor ante Germán Vargas Lleras revela cálculos electorales específicos. Cambio Radical aparentemente confía en que una consulta con participación ciudadana amplia favorecería a su precandidato, quien cuenta con estructura territorial y experiencia ejecutiva. Una encuesta, por el contrario, podría favorecer a figuras con mayor visibilidad mediática pero menor estructura organizativa.
La posición intermedia del Partido Liberal, expresada por Mauricio Gómez Amín, refleja la particular situación de esta colectividad. Tradicionalmente identificado con el centro político, el Partido Liberal busca diferenciarse tanto del gobierno de Petro como de la derecha tradicional. Al respaldar la participación ciudadana directa, construye un discurso que valora la legitimidad democrática sobre la eficiencia de las élites políticas. Esta posición le permite mantener flexibilidad estratégica mientras construye un relato diferenciador para sus propias aspiraciones presidenciales.
El debate sobre encuesta versus consulta encapsula tensiones más amplias en la política colombiana contemporánea. La consulta popular representa una visión que privilegia la participación ciudadana, la construcción de legitimidad desde las bases y la transparencia de los procesos democráticos. La encuesta, por su parte, privilegia la eficiencia, la reducción de costos, la agilidad en la toma de decisiones y la concentración del proceso en manos de élites políticas y técnicas. Estas dos visiones reflejan concepciones diferentes sobre democracia, representación y construcción de poder político.
El verdadero desafío para la oposición colombiana no es técnico sino político. La elección entre encuesta o consulta es secundaria frente a la necesidad de construir consensos reales sobre liderazgo, programa de gobierno y distribución de poder. Las reacciones a la propuesta de De la Espriella revelan que estos consensos fundamentales aún no existen, y que cada actor político está realizando cálculos individuales que podrían obstaculizar la construcción de una coalición cohesionada.
La historia política colombiana está llena de intentos fallidos de unidad en la oposición, donde las aspiraciones individuales y las disputas por el liderazgo terminaron fragmentando coaliciones aparentemente sólidas. Si la oposición desea evitar repetir estos errores, deberá trascender el debate sobre mecanismos de selección y abordar las cuestiones fundamentales de confianza, liderazgo compartido y construcción de un proyecto político que vaya más allá de la simple oposición al gobierno de turno. Las próximas semanas revelarán si existe la voluntad política necesaria para lograrlo.
