81.176 kilos de pesca ilegal en 17 años
En 2022, Colombia anunció haber alcanzado la protección del 30 % de sus océanos, adelantándose a la meta global fijada para 2030. Actualmente, 299.399 km² de mares y costas figuran como áreas marinas protegidas, es decir, el 41,11 % del territorio marino-costero nacional. Sin embargo, estimaciones de la Guía de AMP indican que solo el 6,7 % de esa superficie cuenta con protección total o alta, lo que limita su efectividad para preservar la biodiversidad.
Seaflower, con 62.141 km², es el área marina protegida más grande del Caribe colombiano y alberga el tercer arrecife de coral en importancia mundial. De acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura y Pesca departamental y de la Armada Nacional, entre 2008 y 2025 se han incautado allí 81.176 kg de pesca ilegal. El 67,26 % de ese volumen se decomisó a embarcaciones extranjeras provenientes de países como Nicaragua, Honduras, Jamaica, República Dominicana y Sierra Leona.
La presencia de embarcaciones extranjeras ha sido calificada como “persistente” por la Armada y pescadores locales aseguran que ha aumentado en los últimos años. En sus faenas, es frecuente observar el uso de buceo con compresor, una técnica prohibida en Colombia por los riesgos para los buzos y el impacto que genera al aumentar la presión sobre las especies. La Armada ha capturado 77 personas por este delito o falta en los últimos tres años, de las cuales 68 son nicaragüenses, siete colombianos y dos hondureños.
La pesca ilegal también involucra a embarcaciones nacionales. Entre 2018 y 2025, el 32,74 % de la pesca ilegal incautada, equivalente a 26.851 kg, corresponde a 15 embarcaciones colombianas, 12 industriales y tres artesanales. En estos casos, el delito se configura por faenas en zonas excluidas de la pesca o durante vedas. La discusión local diferencia entre industriales y pescadores raizales, que reclaman prioridad para las comunidades históricas del archipiélago en el aprovechamiento de los recursos pesqueros.
Las especies más afectadas por la pesca ilegal en Seaflower son el caracol pala, la langosta espinosa y el pez loro. Según el Ministerio de Ambiente y la UICN, el caracol pala y la langosta se encuentran en categoría Vulnerable debido a la sobreexplotación. El pez loro, cuya pesca está prohibida desde 2019, juega un papel clave en la salud de los arrecifes al alimentarse de algas que compiten con los corales. La autoridad ambiental Coralina advierte que la captura indiscriminada de estas especies ha generado un deterioro progresivo de los ecosistemas coralinos.
En cuanto al control, la Armada señala que mantiene presencia en cinco bancos y cayos del área protegida y utiliza una fragata, lanchas rápidas y herramientas de monitoreo para patrullar Seaflower. No obstante, pescadores y expertos apuntan a limitaciones de recursos y a la dificultad de cubrir permanentemente una zona tan extensa. Las estadísticas muestran una disminución reciente de las incautaciones: de 3.753 kg en 2023 a 1.301 kg en 2024 y 394 kg en lo corrido de 2025, pese a que las fuentes consultadas reconocen que la pesca ilegal continúa.
A nivel regional, Colombia se adhirió al Acuerdo sobre medidas del Estado rector del Puerto para prevenir, desalentar y eliminar la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. Además, seis países —Colombia, Costa Rica, Honduras, Jamaica, Nicaragua y Panamá— firmaron en 2024 un documento para avanzar hacia la creación de la Reserva de Biosfera Transfronteriza del Caribe Suroccidental, que buscaría coordinar acciones de conservación en 500.000 km² de mar compartido. Las comunidades esperan que estas iniciativas se traduzcan en mecanismos concretos de cooperación y control.
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El balance de Seaflower confirma que la pesca ilegal en áreas marinas protegidas de Colombia sigue siendo un reto significativo para la conservación de la biodiversidad. Con más de 81.000 kg de recurso incautado en 17 años, especies vulnerables bajo presión y capacidades de vigilancia limitadas, el archipiélago evidencia la necesidad de fortalecer el control, mejorar la articulación regional y asegurar que las metas de protección del 30 % del océano se traduzcan en resultados reales. Garantizar la conservación efectiva de Seaflower será clave para la protección de los arrecifes y la pesca sostenible en el Caribe colombiano.
