El medio sueco Expressen captó a Alcocer junto a un conocido del séquito presidencial
El diario sueco Expressen divulgó una fotografía en la que aparece Verónica Alcocer caminando por el centro histórico de Estocolmo, acompañada de Manuel Grau Pujadas, un empresario de origen catalán nacionalizado colombiano, cercano al entorno presidencial.
Esa imagen la muestra saliendo de una tienda de lujo. Al ser abordada por la prensa, Alcocer presuntamente respondió que no domina el inglés; mientras tanto, Grau intentó impedir que continuaran las grabaciones.
Grau Pujadas fue favorecido con la nacionalidad colombiana en 2022 mediante una orden presidencial. Desde entonces ha ocupado un cargo en la junta directiva de CISA, lo que le acerca formalmente al aparato estatal.
Según reportes, Alcocer se habría alojado primero en el Strand Hotel, en Nybrokajen —una zona exclusiva de Estocolmo— y luego en un apartamento céntrico. Además, según medios suecos y colombianos, la acompañan estilistas, asesores de imagen y otros apoyos propios de una vida de altos gastos.
Estos movimientos coinciden con la inclusión de Alcocer y su esposo en la Lista Clinton de sanciones estadounidenses, que prohíbe transacciones financieras internacionales con ellos y limita su acceso al sistema financiero global.
La presencia de Alcocer en espacios de lujo y su cercanía con personas adineradas en Europa han encendido un debate sobre la procedencia de sus recursos, pues oficialmente no percibe salario público. Esa disonancia ha generado voces críticas que piden claridad.
Por ahora, ni Alcocer ni Grau han emitido declaraciones públicas que expliquen el propósito de su estancia en Suecia, ni han aclarado cómo se financia su estilo de vida —lo que deja el episodio abierto a múltiples interpretaciones.
La aparición de Verónica Alcocer y Manuel Grau en Estocolmo, captada por la prensa internacional, se convierte en un nuevo episodio bajo la lupa pública. Con sanciones internacionales, cuestionamientos por gastos elevados y un entorno de opacidad, la imagen plantea interrogantes sobre ética, transparencia y poder. En un país polarizado, ese tipo de cuestionamientos pueden generar consecuencias políticas y mediáticas.
