Disidencias intensifican presión terrorista en Cali
La presentación del cartel de terroristas más buscados en Cali evidencia una escalada en las acciones violentas de las disidencias de las Farc en el suroccidente colombiano. Los ataques recientes no representan eventos aislados sino una respuesta coordinada a los operativos exitosos de las autoridades contra estas estructuras criminales. El análisis de los patrones revela una estrategia deliberada de intimidación.
El secretario de Seguridad y Justicia de Cali, Jairo García, señaló que los recientes ataques con explosivos contra la Fuerza Pública y el medio de comunicación RCN son el producto de las acciones policiales que han afectado a la estructura Manuel Cepeda de las disidencias de las Farc. La semana previa a los atentados se registró la captura de tres integrantes clave de esta organización.
El fenómeno del terrorismo por encargo emerge como una táctica preocupante. Las disidencias habrían recurrido a asociaciones con otras estructuras criminales experimentadas en este tipo de acciones para ejecutar los ataques. Esta colaboración entre grupos representa un desafío adicional para las autoridades que deben enfrentar una amenaza más compleja y articulada.
La geografía de los ataques revela patrones significativos sobre las zonas de influencia criminal. El oriente de Cali concentra la mayoría de las acciones violentas, área donde históricamente operan estructuras de disidencias y bandas criminales. Los atentados buscan recuperar el control territorial perdido tras los operativos policiales.
Los objetivos seleccionados para los ataques no son casuales. Las estaciones de policía representan la presencia institucional del Estado en territorios disputados. Los medios de comunicación simbolizan la capacidad de denuncia y visibilización de las actividades criminales. La infraestructura comercial afecta la economía local y genera presión sobre las autoridades.
La modalidad de los ataques evidencia capacitación y recursos significativos. El uso de explosivos, la coordinación temporal de múltiples acciones simultáneas y la selección estratégica de blancos requieren planificación sofisticada. Las disidencias demuestran capacidad operativa a pesar de los golpes recibidos por las autoridades.
El factor del reclutamiento forzado añade una dimensión particularmente grave al conflicto. Menores de edad instrumentalizados por las estructuras criminales ejecutan acciones violentas contra la fuerza pública. Esta realidad representa un doble fracaso: la victimización de niños y adolescentes, y la pérdida de vidas de uniformados en cumplimiento de su deber.
La respuesta de las autoridades combina operaciones de inteligencia, presencia policial y estrategias comunitarias. La publicación del cartel busca activar la participación ciudadana como multiplicador de fuerza en la identificación de criminales. Las recompensas millonarias pretenden incentivar la colaboración con información clave.
El contexto regional explica parte de la dinámica violenta. Las disidencias de las Farc mantienen disputas territoriales con otras estructuras armadas ilegales. El control de rutas de narcotráfico, zonas de cultivo y corredores estratégicos genera enfrentamientos constantes. Cali representa un punto neurálgico por su conectividad con el puerto de Buenaventura.
La sostenibilidad de la estrategia de seguridad enfrenta desafíos estructurales. La capacidad de las disidencias para reemplazar miembros capturados, la continuidad de sus fuentes de financiación y el arraigo territorial complican los esfuerzos de desarticulación. Las autoridades requieren no solo acciones tácticas sino transformaciones sociales profundas en las zonas afectadas.
El ciclo de violencia y respuesta institucional en Cali refleja dinámicas más amplias del conflicto armado colombiano. Las disidencias de las Farc representan la continuidad de un fenómeno que el país ha enfrentado durante décadas. La efectividad de las estrategias de seguridad depende de la articulación entre acciones policiales, judicialización efectiva e intervención social en territorios vulnerables.
La publicación del cartel de los más buscados constituye una herramienta pero no una solución integral. La experiencia histórica muestra que las capturas individuales no garantizan el desmantelamiento de estructuras criminales si persisten las condiciones que facilitan su operación. El desafío trasciende lo policial y requiere compromiso sostenido del Estado en múltiples frentes.
