Senado archiva, Cámara respalda la reforma
Durante la sesión conjunta, más de veinte congresistas intervinieron para repetir argumentos tanto a favor como en contra de la iniciativa. La jornada fue calificada por un senador de Cambio Radical como un “festival de la verborrea”, en referencia a la cantidad de discursos reiterativos que no cambiaron la correlación de fuerzas. Desde el comienzo, varios legisladores dieron por hecho que el resultado sería un desenlace sin consenso.
En el Senado, la mayoría respaldó el archivo de la reforma tributaria. Entre los argumentos centrales estuvo la preocupación de que los nuevos recursos se dirigieran principalmente a gastos de funcionamiento y nómina, y no a fortalecer la inversión pública. Además, varios senadores insistieron en que no era el momento adecuado para crear nuevos impuestos.
Por el contrario, en la Cámara primó la decisión de apoyar la ponencia positiva. Representantes de distintos partidos destacaron que el Gobierno había ajustado el proyecto, por ejemplo, eliminando la propuesta de aplicar IVA a la gasolina, el diésel y el Acpm. Para ellos, esos cambios justificaban darle una oportunidad a la reforma como herramienta de financiación para el presupuesto del próximo año.
La figura de “archivo digno” apareció como resultado de la falta de sincronía entre las decisiones de Senado y Cámara. En términos legislativos, esta situación describe proyectos que no avanzan hacia su aprobación, pero tampoco se hunden de manera contundente por la acción de la oposición. El proyecto queda sin futuro claro, sin que una sola orilla política se adjudique el resultado.
Un punto clave fue la actuación de las comisiones Tercera y Cuarta de la Cámara. La primera votó en contra del archivo, alineada con la posición del Gobierno. Sin embargo, la segunda no logró el quórum necesario para impedir que el Senado continuara con la ruta del hundimiento. Esa combinación de decisiones dejó al proyecto en una especie de limbo procedimental.
En paralelo, el ambiente político en el Senado se mostró poco favorable a revivir la discusión en futuras sesiones. La percepción mayoritaria es que el debate ya está agotado, lo que reduce las probabilidades de que la reforma reciba una nueva oportunidad. La suspensión del trámite hasta la próxima semana se interpreta más como una formalidad que como una verdadera ventana de reactivación.
De mantenerse el escenario actual, el martes podría darse una situación de doble mensaje: la Cámara aprobando la ponencia positiva y el Senado rechazándola. Para evitarlo, el Gobierno podría optar por maniobras como la no convocatoria de nuevas sesiones o la falta de quórum, con el fin de impedir un hundimiento formal que haga más visible la derrota política. Con la reforma tributaria detenida en el Congreso, el Gobierno pierde la posibilidad inmediata de contar con una nueva ley de financiamiento para el presupuesto de 2026. La falta de acuerdo entre Senado y Cámara evidencia las dificultades para tramitar cambios fiscales en un contexto de alta polarización.
En adelante, el Ejecutivo tendrá que evaluar alternativas para enfrentar el déficit presupuestal y decidir si insiste con una nueva iniciativa tributaria o recurre a otros mecanismos. El caso de esta reforma se suma a la lista de proyectos de alto impacto que quedan en punto muerto por falta de consensos sólidos en el Congreso de Colombia.
