Certificación revela potencial replicable en ciudades latinoamericanas
La certificación carbono neutro del parque Simón Bolívar representa más que un reconocimiento ambiental. Constituye un caso de estudio sobre cómo las ciudades latinoamericanas pueden transformar sus espacios públicos en motores de sostenibilidad sin sacrificar su función recreativa. El modelo integra economía circular, tecnología verde e innovación en gestión de residuos.
El contexto revela la magnitud del desafío. Con 4,7 millones de visitantes anuales, el parque genera una huella ambiental considerable. La movilidad masiva, el consumo de recursos y la generación de residuos representaban obstáculos aparentemente incompatibles con la neutralidad de carbono. Sin embargo, el enfoque sistémico implementado logró equilibrar estos factores.
La estrategia adoptada por el IDRD demuestra que la sostenibilidad en megaparques urbanos requiere integrar múltiples frentes simultáneamente. No bastaba con una sola medida verde o una campaña de concienciación aislada. Se necesitaba repensar cada proceso operativo desde una perspectiva de impacto ambiental.
El análisis del modelo revela tres pilares fundamentales. El primero es la economía circular aplicada a residuos orgánicos e inorgánicos. Esta aproximación transforma cada tipo de desecho en insumo para nuevos procesos. Las heces de mascotas se convierten en abono, los residuos de poda en compost y el cangrejo invasor en harina proteica.
Este enfoque circular contrasta con el modelo tradicional de gestión de parques, donde los residuos simplemente se transportan a rellenos sanitarios. La diferencia no es solo ambiental sino también económica. La producción local de fertilizantes reduce costos de mantenimiento mientras elimina emisiones de transporte de materiales.
El segundo pilar analítico es la infraestructura energética. Los paneles solares instalados representan una inversión inicial significativa, pero generan autonomía energética parcial. Esta decisión estratégica reduce la dependencia de la red eléctrica convencional y las emisiones asociadas. El retorno de inversión se calcula en términos ambientales y económicos a mediano plazo.
La movilidad sostenible constituye el tercer pilar y el de mayor impacto cuantificable. Las 8.700 toneladas de CO₂ evitadas provienen principalmente de políticas que desincentivan el uso de vehículos particulares. La ubicación céntrica del parque facilita esta estrategia, ya que cuenta con acceso a múltiples líneas de transporte público.
La replicabilidad del modelo enfrenta variables contextuales importantes. No todos los parques tienen 113 hectáreas ni reciben millones de visitantes. Sin embargo, los principios subyacentes pueden adaptarse a escalas menores. La biotransformación de residuos orgánicos, por ejemplo, es aplicable en parques barriales con ajustes técnicos.
El componente de certificación internacional agrega credibilidad técnica al proyecto. La norma NTC ISO 14064-1 requiere mediciones verificables y auditorías externas. Este rigor metodológico convierte el caso en referente confiable para otras ciudades. La transparencia en el proceso permite que otros municipios evalúen la viabilidad de implementaciones similares.
El impacto en turismo sostenible representa una dimensión adicional del análisis. Bogotá posiciona al parque como atractivo para visitantes conscientes del medio ambiente. Esta estrategia alinea objetivos ambientales con económicos, generando un modelo de turismo verde que puede dinamizar la economía local sin degradar el entorno.
La expansión programada para 2026 hacia cuatro parques adicionales permitirá evaluar la escalabilidad del modelo. Cada nuevo espacio certificado generará datos sobre costos, desafíos operativos y beneficios medibles. Esta información será crucial para ciudades de la región que consideren implementaciones similares.
El verdadero impacto de la certificación se medirá en años. La sostenibilidad de las prácticas implementadas, la continuidad de las políticas más allá de cambios administrativos y la capacidad de mantener los estándares con recursos fluctuantes determinarán si este logro representa una transformación permanente o un hito aislado en la gestión ambiental urbana latinoamericana.
