El exgobernador habla de intervención política del presidente
La relación entre el presidente Gustavo Petro y el exgobernador del Magdalena, Carlos Caicedo, entró formalmente en una fase de ruptura luego de las recientes elecciones atípicas en ese departamento. En una declaración pública, Caicedo sostuvo que el jefe de Estado “aniquila” a Fuerza Ciudadana, movimiento que él lidera, al respaldar a un candidato distinto al de su organización en la contienda por la Gobernación. Desde el Gobierno no se ha anunciado una respuesta oficial directa a esas palabras, pero sí se ha insistido en la necesidad de garantizar pluralidad en las regiones.
El punto central de la controversia es el apoyo que el presidente y dirigentes del Pacto Histórico manifestaron a Rafael Noya, candidato que también recibió el respaldo de sectores de oposición y de partidos tradicionales. Caicedo, por su parte, acompañó la aspiración de Margarita Guerra, quien se presentó como continuidad del proyecto que su movimiento ha impulsado en Santa Marta y el Magdalena.
En sus declaraciones, Caicedo afirmó que el presidente estaría “participando en política” en medio de la contienda, una acusación que abre un debate sobre los límites que tienen los mandatarios para pronunciarse frente a procesos electorales en curso. Desde el Ejecutivo se ha argumentado, en otros casos, que el presidente conserva su derecho a opinar sobre asuntos de interés público y a expresar posiciones políticas, sin que eso implique necesariamente una intervención indebida.
El exgobernador también señaló la existencia de una “cúpula” dentro del Pacto Histórico que, a su juicio, ha influido en el rumbo del Gobierno y ha tomado distancia de las bases sociales que respaldaron el proyecto del cambio. Entre los nombres mencionados figuran el ministro del Interior y otros dirigentes de la coalición oficialista, lo que ha encendido alertas sobre la convivencia interna en el partido que hoy ejerce el poder.
En el plano institucional, la disputa pone sobre la mesa el papel que desempeñan los movimientos regionales aliados del Gobierno. Fuerza Ciudadana, con presencia consolidada en Santa Marta y el Magdalena, fue uno de los respaldos clave de Petro en la costa Caribe durante las campañas pasadas.
La tensión actual obliga a revisar cómo se procesan los desacuerdos estratégicos entre el nivel nacional y los liderazgos territoriales.
Analistas consultados por distintos medios han advertido que una ruptura prolongada puede tener efectos sobre la gobernabilidad y sobre la capacidad del Gobierno para impulsar proyectos en regiones donde los movimientos aliados tienen presencia en gobernaciones y alcaldías. Sin embargo, también señalan que este tipo de conflictos pueden derivar en nuevas formas de coordinación si se establecen reglas más claras para la toma de decisiones y la definición de apoyos electorales.
Con la mirada puesta en las elecciones de 2026, el desenlace de la confrontación entre Petro y Caicedo será clave para medir hasta qué punto el Pacto Histórico y sus aliados regionales logran mantener una agenda común. Por ahora, el mensaje que deja el caso Magdalena es el de un progresismo que enfrenta el reto de administrar sus diferencias internas sin debilitar su presencia institucional en departamentos estratégicos como el Magdalena y ciudades como Santa Marta.
