Usuarios en Colombia replican su ejemplo con campañas locales de adopción y donaciones
Lo que comenzó como un registro casero de la vida de un gato rescatado terminó convirtiéndose en una comunidad digital que cruza fronteras. Rexie, un felino de 11 años con parálisis en las patas traseras, acumula cientos de miles de seguidores en Instagram gracias a sus expresivas fotografías y a la forma en que interactúa con su entorno. Desde allí, sus cuidadores comparten fragmentos de su rutina diaria, mensajes de reflexión y llamados al cuidado responsable de los animales.
Cada publicación de @rexiecat suele ir acompañada de descripciones que recuerdan su pasado: un cachorro víctima de maltrato, con una lesión de espalda que nunca fue tratada a tiempo. Para muchos usuarios, conocer esa realidad cambia por completo la forma en que observan sus gestos y poses. Ya no se trata solo de un gato “tierno” o “gracioso”, sino de un sobreviviente cuyo proceso de adaptación se ha convertido en inspiración para miles de personas.
El crecimiento de la cuenta ha sido constante. Los contenidos muestran a Rexie moviéndose con sus patas delanteras, jugando con juguetes, subiendo a la cama o descansando junto a sus cuidadores. En la sección de comentarios es frecuente encontrar mensajes de usuarios que comparten historias similares con sus mascotas, agradecen los consejos de cuidado o preguntan cómo apoyar refugios de animales en sus ciudades, entre ellas varias capitales colombianas.
La influencia de Rexie no se limita a lo emocional. Diversas organizaciones han reportado que, después de que su historia se hizo viral, aumentó el interés por adoptar animales con discapacidad o con antecedentes de maltrato. Algunas fundaciones ambientalistas y albergues en Bogotá, Medellín y otras ciudades del país han aprovechado la popularidad del gato para impulsar campañas de donación de alimento, medicamentos y accesorios de movilidad para mascotas vulnerables.
Expertos en comunicación digital destacan que el éxito de esta cuenta se basa en la combinación de contenido auténtico y mensajes claros sobre bienestar animal. No se recurre a montajes ni a situaciones forzadas; por el contrario, se deja ver el día a día de un gato con necesidades especiales, con sus desafíos y momentos de juego. Este enfoque genera confianza entre los seguidores y facilita que la historia sea compartida por usuarios, medios y páginas dedicadas al cuidado de las mascotas.
Además, la comunidad en torno a Rexie ha servido como espacio de apoyo para personas que conviven con animales en situación similar. A través de mensajes directos y comentarios, los cuidadores intercambian experiencias sobre rehabilitación, adecuaciones en el hogar y opciones de transporte para gatos y perros con movilidad reducida. Esa red de apoyo trasciende idiomas y fronteras, y muestra cómo las redes sociales pueden ser una herramienta útil para difundir información y acompañar procesos de cuidado.
En Colombia, donde la presencia de mascotas en los hogares es cada vez mayor, historias como la de Rexie encuentran eco en familias que ya ven a sus animales como parte del núcleo familiar. El impacto de su caso ayuda a posicionar temas como la adopción responsable, la esterilización y la denuncia de maltrato, asuntos clave para las autoridades locales y las organizaciones de protección animal que trabajan en barrios y municipios de todo el país.
El ascenso de Rexie como figura en redes confirma el poder de las plataformas digitales para difundir mensajes de bienestar animal. Su comunidad, conectada desde Colombia y otros países, demuestra que las historias de rescate encuentran apoyo cuando se cuentan con transparencia y empatía. Al seguir la cuenta @rexiecat, los usuarios no solo disfrutan de las expresiones de un gato único, sino que se suman a un movimiento global que promueve el respeto, la protección y la adopción responsable de mascotas.
