El Hospital Universitario Nacional reportó afectaciones en la atención de pacientes y pidió medidas urgentes a autoridades distritales y al operador del recinto
En las últimas horas, el ruido de la discusión ha sido casi tan fuerte como el de los conciertos. El Hospital Universitario Nacional de Colombia publicó los resultados de un estudio acústico aplicado durante un evento realizado el 7 de octubre en el Centro Cultural Vive Claro, en el occidente de Bogotá. El documento concluye que los decibeles registrados estuvieron por encima de los límites permitidos para el entorno hospitalario y, en varios puntos, también superaron las metas fijadas para espectáculos nocturnos.
Las mediciones, realizadas en cinco puntos estratégicos alrededor del complejo hospitalario, evidenciaron que los niveles de sonido superaron los 50 decibeles permitidos para la franja nocturna en el subsector hospitalario y alcanzaron valores por encima de los 70 decibeles en tres puntos, cifra que sobrepasa el máximo para eventos masivos al aire libre. Para el hospital, el resultado confirma que la operación del Vive Claro, tal como está planteada hoy, genera una presión adicional sobre la salud de pacientes y trabajadores.
Pacientes reportaron dificultades para conciliar el sueño, molestias por vibraciones y sensación de ruido constante durante el desarrollo del concierto. Personal médico y de enfermería expresó que, en determinados momentos, la música interfería con la comunicación en pasillos y servicios, obligando a levantar la voz en áreas que deberían mantenerse en calma. Estas situaciones, sumadas al estrés propio del entorno hospitalario, forman una combinación que preocupa a los especialistas en salud pública.
Las afectaciones no solo se limitarían al interior del hospital. De acuerdo con el reporte, durante los eventos masivos en el Vive Claro también se producen congestiones que ralentizan la llegada de ambulancias y vehículos de emergencia. El flujo de asistentes, la presencia de vendedores y la ocupación de espacio público en los alrededores obligarían a las autoridades a implementar desvíos y cierres parciales que, en ocasiones, incrementan los tiempos de traslado para pacientes críticos.
En respuesta, el Hospital Universitario Nacional ha solicitado a la administración distrital, a las autoridades ambientales y al operador del escenario adoptar medidas concretas. Entre las propuestas se encuentran la instalación de barreras acústicas, la revisión de los sistemas de sonido, la limitación de horarios, la planeación de rutas exclusivas para ambulancias y la entrega de información detallada sobre la programación de eventos para anticipar acciones de mitigación.
El Centro Cultural Vive Claro, por su parte, se ha posicionado como uno de los escenarios más importantes de la ciudad, con un calendario de conciertos que incluye artistas de talla internacional y eventos de gran convocatoria. La expectativa es que este proyecto contribuya al desarrollo cultural y económico de Bogotá, pero el caso del ruido pone a prueba su capacidad para operar bajo estándares que respeten los derechos de quienes comparten el territorio cercano, en particular los usuarios del hospital.
El debate sobre el equilibrio entre entretenimiento y salud apenas comienza. Expertos en urbanismo y medio ambiente plantean que la experiencia del Vive Claro debería servir para revisar cómo se autorizan y supervisan grandes escenarios en Bogotá, especialmente cuando se ubican cerca de hospitales, colegios o zonas residenciales. Lo que se logre acordar en esta mesa de diálogo podría convertirse en una hoja de ruta para una ciudad que quiere seguir vibrando con conciertos, pero sin dejar de escuchar las necesidades de quienes requieren silencio para vivir y recuperarse.
La alerta del Hospital Universitario Nacional por el exceso de ruido del Vive Claro abre un precedente en la discusión sobre megaeventos y salud en Bogotá. Definir qué ajustes se harán al escenario, cómo se controlarán los decibeles y qué compromisos asumirán autoridades y operadores será clave para que el distrito cultural más nuevo de la capital conviva con un entorno hospitalario que necesita garantías de protección frente a la contaminación acústica.
