Segundo ataque mortal en dos días consecutivos
El doble homicidio registrado este viernes en una heladería del norte de Cali se inscribe en un preocupante patrón de violencia que afecta a la ciudad. Con este ataque, Cali suma 899 homicidios en los primeros diez meses y medio del año, marcando un incremento del 11 por ciento respecto al mismo periodo de 2024.
El ataque ocurrido en Santa Mónica Residencial, donde dos hombres fueron asesinados al interior de un establecimiento comercial, representa el segundo hecho violento en menos de 24 horas en el sector norte de la ciudad. El día anterior, una exjueza de paz fue asesinada mientras se movilizaba en taxi por la misma zona.
Esta concentración de hechos violentos en el norte de Cali plantea interrogantes sobre los factores que están impulsando el aumento de la criminalidad en este sector específico de la ciudad y la efectividad de las estrategias de seguridad implementadas por las autoridades locales.
El análisis de los datos del Observatorio de Seguridad de Cali revela que la ciudad está experimentando un incremento sostenido en sus tasas de homicidio. Los 90 casos adicionales registrados en comparación con 2024 representan una tendencia preocupante que desafía los esfuerzos de las autoridades por contener la violencia urbana. Este incremento del 11 por ciento sugiere que las estrategias actuales de seguridad podrían requerir ajustes significativos.
El ataque del viernes en la heladería Ventolini presenta características típicas del sicariato urbano. Los agresores ingresaron directamente al establecimiento, ejecutaron a sus objetivos y se dieron a la fuga, lo que sugiere un nivel de planificación y conocimiento de los movimientos de las víctimas. Este modus operandi es consistente con ajustes de cuentas relacionados con actividades criminales o conflictos personales específicos.
La información preliminar indica que Fredy Albeiro Zapato Rivas, una de las víctimas identificadas, se movilizaba en un vehículo particular, al igual que la segunda víctima. Este detalle podría ser relevante para establecer el perfil de las víctimas y los posibles móviles del ataque. Las autoridades deberán determinar si existían antecedentes penales o vínculos con actividades delictivas que pudieran explicar el ataque selectivo.
La zona norte de Cali, tradicionalmente considerada como uno de los sectores de mayor desarrollo económico de la ciudad, está experimentando un aumento preocupante en los índices de violencia. El asesinato de Cruz Magnolia Sánchez el día anterior, a pocas cuadras del ataque en la heladería, evidencia que incluso líderes sociales y figuras públicas no están exentas de la ola de violencia que atraviesa la ciudad.
El caso de Cruz Magnolia Sánchez resulta particularmente significativo porque la víctima era una exjueza de paz y lideresa comunitaria que trabajaba activamente en la resolución de conflictos en su comunidad. Su asesinato, ocurrido inmediatamente después de participar en una mesa técnica con la Personería, plantea interrogantes sobre posibles represalias por su labor social o conexiones con otros factores de riesgo.
El hecho de que ningún empleado de la heladería resultara herido en el ataque del viernes sugiere que se trató de un ataque selectivo contra las dos víctimas específicas. Esto refuerza la hipótesis de que el móvil del crimen no fue un robo o un acto de violencia indiscriminada, sino una ejecución dirigida contra objetivos predeterminados, lo cual es característico de las dinámicas del crimen organizado.
La respuesta institucional, tanto de la Policía como del CTI de la Fiscalía, refleja la complejidad de enfrentar este tipo de criminalidad. La recompensa de 50 millones de pesos ofrecida en el caso de Cruz Magnolia Sánchez indica la prioridad que las autoridades están dando a ciertos casos, aunque la efectividad de estas medidas para reducir la impunidad está por verse en los resultados concretos de las investigaciones.
El incremento del 11 por ciento en los homicidios de Cali durante 2025 representa un desafío estructural que requiere respuestas integrales más allá de la acción policial reactiva. La concentración de ataques en el norte de la ciudad sugiere la necesidad de estrategias focalizadas que aborden las causas profundas de la violencia en este sector.
La sucesión de hechos violentos en días consecutivos evidencia la urgencia de fortalecer tanto las capacidades de investigación criminal como las estrategias de prevención. El esclarecimiento de estos casos será fundamental no solo para llevar justicia a las víctimas y sus familias, sino también para comprender las dinámicas criminales que están impulsando el aumento de la violencia en la capital vallecaucana.
