: A los 35 años, un joven reescribe su historia

En un contexto urbano complejo como el de Bogotá, la historia de Jonathan Vergara destaca como símbolo de transformación: después de vivir en la calle, alcanzó el mejor resultado en las pruebas del ICFES de la ciudad.
Su trayecto formal de estudios se reactivó cuando ingresó al programa CIPREIA de la Secretaría de Integración Social, un mecanismo diseñado para adultos que requieren rutas alternativas de educación básica y media.
Pese a haber sufrido un accidente que comprometió parte de su brazo izquierdo, y a un pasado marcado por sustancias y marginación, Jonathan decidió cambiar su vida motivado por su hijo, su madre y la soledad de un 31 de diciembre.
El papel de los docentes fue clave: su paciencia, acompañamiento y actitud motivadora permitieron que Delgado —perdón, Jonathan— pudiera avanzar en los ciclos, recuperar confianza y apuntar hacia el bachillerato.
Al obtener el mejor ICFES de Bogotá, experimentó una mezcla de sorpresa y orgullo: “no lo podía creer”, dijo, cuando compartió la noticia con su madre y demás familiares.
Con ese logro en mano, Jonathan proyecta continuar estudios en el área de ecología y medio ambiente, y actualmente busca apoyo para financiar ese nuevo tramo en su vida académica.
Más allá del relato individual, su experiencia plantea preguntas relevantes: ¿Cuántas personas en situación de calle podrían transformarse si se les brindan rutas educativas adaptadas? ¿Qué tanto se invierte en educación flexible en Bogotá?
La historia de Jonathan Vergara pone en relieve la conexión entre inclusión social, educación flexible y movilidad educativa en Bogotá. Su paso de la calle al primer lugar del ICFES invita a reforzar las políticas públicas que facilitan segundos comienzos y a difundir modelos que permiten a adultos marginados reingresar al sistema educativo y construir nuevas vidas.
